¿Tirano a medias? Estudio de las recomendaciones de Aristóteles hacia el tirano y la posibilidad de un séptimo régimen.

Por Lucía Constanza Malluk

Introducción

La preocupación de Aristóteles en Política es intentar dilucidar cuál es la mejor forma de gobierno posible. Así, dedica una parte de su obra a la descripción de los regímenes políticos, divididos según el número de quienes detentan el poder y según si estos son rectos o desviados: en el caso de uno es la monarquía (recto) y la tiranía (desviado); en el caso de algunos es la aristocracia (recto) y la oligarquía (desviado) y en el caso de todos es la república (recto) y la democracia (desviado)[1]. Este trabajo se detiene específicamente en el régimen caracterizado por ser la desviación de la monarquía, la tiranía. El tema de investigación es el tirano y las recomendaciones que Aristóteles le sugiere para mantenerse en el gobierno. Asimismo, se deberá incluir a la tercera personalidad de relevancia: el rey, quién es relacionado por el autor al describir el comportamiento recomendado al tirano.

En la medida que se vayan analizando las recomendaciones en comparación con el reinado y con la tiranía se plantea que existe una clara diferenciación y, al mismo tiempo, alguna igualdad entre las características del tirano y los consejos que se le da. De esta forma, se plantea la principal pregunta de investigación: ¿El tirano cambiando sus acciones, según las recomendaciones de Aristóteles, puede pasar a ser otro tipo de tirano? Con el objetivo de responderla se toma como hipótesis general que el cambio en las acciones que el tirano le recomienda lo convierte en un tirano virtuoso, constituyendo un séptimo tipo de régimen político. La hipótesis surge de una de las características de aquellas recomendaciones, esta es que el autor menciona que aquellas deben ser acciones actuadas. Este último punto se observa cuando, además de mencionarlo explícitamente (como se retomará más adelante), Aristóteles lo materializa en varias palabras al iniciarlas en términos como: “Dar la impresión de…[2], “Hacer ver…”[3] y en varios otros menciona “Debe mostrarse…”[4]. Sin embargo, parecería que la idea de apariencia / actuación se va desdibujando y que no resulta estable en todo ese desarrollo. De tal manera, se constituyen dos preguntas más de investigación que guían a la general, en primer lugar, ¿De qué tipo son los consejos que Aristóteles da al tirano? En segundo lugar, ¿Con qué características específicas contaría la aparición de la nueva figura en el nuevo régimen?

Tomando en cuenta las preguntas de investigación y la hipótesis general, se utilizarán algunas hipótesis subsidiarias para tratar el tema: los consejos que Aristóteles le brinda al tirano para mantenerse en el poder se diferencia de las características del tirano como de las del rey; en el tipo de consejos se identifica que varios de estos no cumplen con ser decisiones que el tirano puede realizar mediante la apariencia. Y, por último, el tirano siguiendo los consejos, pasaría a ser virtuoso.

El lugar que ocupan las recomendaciones en la obra de Aristóteles, a lo largo del tiempo, han sido un tema de debate en los/as estudiosos/as. Por esta razón en un primer apartado se comenzará el trabajo recorriendo distintas perspectivas al respecto. En un segundo apartado se tratará de un análisis tripartito especificando las características del rey, las del tirano y uno a uno los consejos al mismo con el objetivo de realizar una comparación. Además, los últimos dos puntos se intentarán resumir por las actitudes de fondo que visualizan la esencia que atañe a cada régimen de tal forma, que luego se pueda realizar una comparación con mayor facilidad. Retomando las conclusiones del apartado anterior, el siguiente, se dedicará a la comparación explicita entre un tipo de tirano y el otro a través del concepto de apariencia e indagando si esta es efectivamente estable. Consiguientemente, en el cuarto apartado se analizará de qué trataría un régimen que no es ni puramente reinado ni puramente tiránico, destacando la idea de virtud con vistas a plantear la posibilidad de existencia de un nuevo régimen. También se reflexionará respecto a las características que este tendría.

 

Algunas interpretaciones respecto al tirano aristotélico

Durante la introducción mencionamos la variada literatura existente respecto al problema de investigación planteado, por lo que se pasara a recapitular algunas de ellas. Por un lado, Ansieta Nuñez (1987) plantea que para el filósofo medios y fines son de igual importancia durante el desarrollo del gobierno. En este mismo sentido describe: “La política debe estar subordinada a la ética” (p. 81) y comienza desarrollando la tiranía aristotélica como una contraposición de los medios y de los fines a la moral representada por el monarca (Ansieta Nuñez, 1987). Dado el valor ético – moral que le imprime a la cosmovisión aristotélica de los regímenes mencionados, procede a describir los consejos como un momento que no encaja en el rompecabezas. En decir, expresa que los consejos representan tanto una contradicción como una desconexión. El presente trabajo revisa estas premisas puesto que no se considera adecuado hablar de una contradicción, por el contrario, se tiene la intención de encontrar el sentido a estos consejos dentro de la propia teoría aristotélica. Por otro lado, la autora sintetiza los consejos: “Lo importante es disfrazar la imagen, aparentar virtudes que no se tienen, una prudencia y una moral de la que se carece” (Ansieta Nuñez, 1987, pp. 81 y 82). Respecto a esta perspectiva, tampoco se coincide ya que en los apartados siguientes se cuestionará la noción de que efectivamente Aristóteles se esté refiriendo de forma completa y absoluta a aparentar, intentando, así, plantear la existencia de un cambio sustantivo en las acciones en los consejos al tirano.

Por otro lado, Stewart, E. (2021) observa el concepto de tiranía en Aristóteles como un progreso, entendido como proceso de gradualidad, y además, comprende a la monarquía y a la tiranía cómo conceptos abiertos, no taxativos. Afirma que el filósofo utiliza caracterizaciones que pueden cambiar de una forma de gobernar a la otra. Así, los consejos al tirano los interpreta como acercarse más al concepto de reinado y el reinado corrompido hacia la tiranía (Stewart, E. 2021). Luego de que aplicase los consejos para mantenerse en el gobierno el autor menciona: “Tyranny can resemble the better form of constitution, which is kingship”[5] (Stewart, E. 2021, p. 219). El presente estudio encuentra con esta perspectiva una amplia coincidencia referida a la posibilidad de cambio entre regímenes. Sin embargo, por las razones que luego se desarrollarán se considera que hay diferencias fundamentales que distinguen a la tiranía luego de los consejos de una realeza y que, finalmente, nos permitirían sugerir que hay más bien un cambio sustantivo que no se adecuaría ni a la vuelta a la realeza ni a simplemente apariencia.

 

El tirano y las recomendaciones

Este apartado cuenta con tres figuras de relevancia que Aristóteles a lo largo del análisis vincula y relaciona: el rey, el tirano y el tirano luego de las recomendaciones. Así, se denominará al tirano como tirano original y al tirano luego de las recomendaciones cómo variación del tirano. Las características de las tres figuras se propone organizarlas según como cada una se desarrolla en el ámbito público y privado. Se entiende el ámbito público como las relaciones con los ciudadanos y en lo que respecta a la forma de gobernar. En cambio, el ámbito privado como las relaciones personales y particulares. Ahora bien, comenzando por el rey, como se mencionó anteriormente, es la versión recta del gobierno unipersonal. Respecto a lo público, sus ambiciones son perseguir los honores[6] y tiene en “mira el interés común”[7]. Además, se interpreta que el rey podría ser virtuoso por tres expresiones específicas. La primera es la probabilidad superior de que la virtud exista en regímenes de uno o de algunos comparados a que exista en el régimen de muchos. Así, en la descripción de la república se refiere previamente a la monarquía y la aristocracia expresando: “Ya que es posible que un único individuo o unos pocos sobresalgan por su virtud, pero cuando son muchos difícil es que ellos alcancen la perfección (…)”[8]. La segunda razón es que con el objetivo de definir “lo real, lo aristocrático y lo republicano”[9], Aristóteles define lo primero como “Real es una población tal que naturalmente produce un linaje que se destaca por su virtud para la conducción política”[10]. La tercera razón por la que se puede afirmar que el rey cuenta con la característica de ser virtuoso es que el autor utiliza de forma intercambiable “gobernante virtuoso” con “rey” por ejemplo en la siguiente frase: “El gobernante virtuoso debe ser bueno y sensato (…) y algunos dicen que incluso la educación del gobernante debe ser distinta, así se ve que a los hijos de los reyes…”[11].

El tirano original es definido como una desviación de la monarquía. En lo que se caracteriza como las relaciones públicas, su forma de gobierno y vinculación con los ciudadanos, su forma de actuar es: “Tiene en vista el interés del gobernante”[12], y agrega: “Ejerce poder despótico”[13]. Además, complementariamente expresa como objetivo: “Perjudicar a la muchedumbre, expulsarla del recinto urbano y dispersarla[14] y finalmente “En lo que toca a las ambiciones, las del tirano son de riqueza”[15].

De esta descripción se puede interpretar en primer lugar, al poder despótico como un ejercicio del mismo absoluto, sin moderación. De ello se da cuenta en ejemplos como llevar una vida de placeres[16]. Además seguir interés del gobernante se relaciona también con el incumplimiento de la justicia ya que para el autor: El bien político es la justicia, esto es, lo conveniente para la comunidad[17]. En otras palabras, perseguir el beneficio sólo del tirano, representa la injusticia. De ello mismo se deriva la no inclusión de la sociedad y el aprovechamiento del poder para expulsarla.

Traducido en los valores y comportamientos que se observaron en el párrafo anterior, la variación del tirano propone varias ideas diferenciantes. Aristóteles comienza caracterizando todas las recomendaciones: “Salvaguardia de la tiranía es lograr un poder más regio, cuidando una sola cosa, la fuerza”[18] En el ámbito público, expresa que debe: “Preocuparse por los bienes comunes, sin dilapidar de forma que indigne en regalos”[19] a lo cual agrega “Dando cuenta de la cantidad percibida y gastada, recaudación”[20] en donde se puede deducir la valorización de la transparencia y, la no dilapidación, da cuenta igualmente de la característica de la moderación. Asimismo, lo hace el parágrafo subsiguiente: “No dar posiciones importantes, y si se la da, que sea a varios (pues se vigilarán entre ellos) (…) No despojar de la autoridad de repente”[21] dado que se podría observar un objetivo de importancia respecto a los ciudadanos, es decir, en la inclusión (que sean varios y no uno) y en la búsqueda de no generar odio hacia el tirano, en caso de necesitar quitar poder, propugnar que sea progresivo y no repentino. De otra forma, se puede suponer una mayor rivalidad hacia él de parte de quien se le ha quitado el poder. En síntesis, parece que la percepción de los ciudadanos sobre el tirano es un factor que en esta variación debe cuidar. Seguidamente, respecto a la moderación expresa también: “Debe evitar toda clases de excesos (…) los castigos corporales y el ultraje a la juventud”[22] En el mismo sentido, la mirada de la población hacia el tirano cobra de nuevo un grado elevado de importancia cuando Aristóteles menciona que debe lograr mantener una reputación respecto a la virtud guerrera[23]. Respecto a las relaciones privadas si bien se debe recordar que el autor no describe cómo se comporta el tirano original, si lo hace en la variación. En este tópico describe: “No debe mostrarse insolente con ninguno de sus jóvenes súbditos, ni muchacho ni muchacha”[24] “En cuanto a sus relaciones íntimas con los jóvenes, que sea por razones de amor, y no porque su poder se lo permita”[25].

Es pertinente aclarar que no se encontró en las recomendaciones una referencia directa a cómo se relaciona con el uso y respeto de las leyes. Sólo se hace mención a mantener una actitud demagógica con el pueblo, cuestión que se retomará más adelante. En lo que respecta al análisis concreto de lo que se dice en la sección mencionada, se puede sugerir que siendo el respeto de las mismas una de las características definitorias de la monarquía y su no respeto es característico de la tiranía, al no volver a mencionarlo parecería ser un área que deja sin modificar. En síntesis, en esta sección se podría suponer que la variación del tirano no respeta las leyes necesariamente.

 

¿El tirano original actúa?

En el apartado anterior se analizaron las características del tirano original y las de la variación del tirano con el objetivo de mostrar sus diferencias. Ahora bien, la comparación que se realizará a continuación va a estar guiada por la pregunta de si se puede afirmar que la variación del tirano va a basarse puramente en la apariencia o en un cambio de acciones sustancial respecto del original.

El significado de la palabra actuar, por un lado, se puede comprender como apariencia, es decir, fingir. Por otro lado, como la acción puesta en práctica. El autor se encuentra más cercano a la primera, al expresar: “El tirano ha de hacer unas cosas y dar la impresión de hacer otras, representando bien el papel del rey”[26]. Siguiendo estas líneas, deberían encontrarse en las recomendaciones como accionar de una forma y luego accionar de la forma contraria para que pudiésemos decir que realmente la variación del tirano se basa puramente en apariencia. Parecería que tal fórmula se mantiene sólo en las palabras que utiliza Aristóteles ya que al analizar concretamente lo que cada acción implica parece llegarse a un resultado distinto, donde no se registra un doble accionar que implique apariencia expresado ni de forma explícita ni implícita. Así por ejemplo, no dilapidar los recursos compromete a la acción, al igual que lo que refiere a las relaciones públicas y privadas. El cuidado de la Ciudad es otro ejemplo, este requiere un accionar concreto no vinculado a una posible apariencia. Se continua por tres prácticas de recomendaciones más que engloban todo al resto: “Debe perseguir la moderación en su modo de vida y no los excesos, mantener buena relación con los notables y tratar demagógicamente a la multitud”[27]. En estas tampoco se encuentran una correlación con la de esconder otra forma de actuar, esto se visualiza en que: para perseguir la moderación el tirano debe moderarse, ya que deberá ser de tal forma en la mayoría de los ámbitos que involucren al resto de los ciudadanos, lo que de igual forma se interpreta de la primera recomendación acerca del cuidado de la fuerza. En el mismo sentido, mantener buenas relaciones con la nobleza podría relacionarse cuando expresa:

“Puesto que las ciudades están constituidas por dos partes, ricos y pobres (…) quienes quiera que sean los más fuertes, el tirano debe ligarlos lo más posible a su poder, pensando que, si existe apoyo a sus intereses (…) bastará con la que potencia de uno de uno de esos grupos se agregue a la suya para imponerse”[28]

De estas palabras expresa una implicancia de estar de acuerdo con uno de los grupos de la división dentro de la sociedad y gobernar en su favor lo cual puede significar no tomar decisiones que beneficien sólo al tirano, así, tampoco habría lugar para aparentar tener buenas relaciones, estas simplemente se conforman. Finalmente, nos ocupamos de la medida de tratar de forma demagógica a la multitud: “(…) los aduladores son objeto de estima (…) el demagogo y el adulador son idénticos, y su papel análogo”[29]. Con ello se interpreta a los demagogos como aduladores del pueblo a través de que rige la soberanía del mismo generando un estima hacia el tirano. En este punto tampoco podría existir una situación de apariencia puesto que la adulación, por lo que indica el parágrafo, se da a través de la palabra y beneficios, pertenecen a las acciones concretas, que no pueden poseer una contraparte al menos en un sentido de acción directa.

No obstante, existe un dato de necesaria mención, el autor realiza una expresión directa a la anulación de la ley en la demagogia:

“Otra forma de democracia es la participación de todos en las magistraturas, con la sola condición de ser ciudadano (…) Otra forma de democracia es en lo demás igual a ésta, pero es soberana la multitud y no la ley; y tal cosa sucede debido a los demagogos”[30]

En síntesis, se interpreta que no hay una posibilidad de doble acción, es decir, de actuación. Adular al pueblo representará un cambio sustancial pero mantiene la característica del tirano original de no accionar en base a la ley. En este caso igualmente, habría otra distinción constituida por la razón de que en el caso del tirano original la ley es reemplazada por la voluntad de uno solo, mientras que en la variación del tirano tratando demagógicamente a la multitud, la ley seria reemplazada por la soberanía del conjunto de los ciudadanos.

Estas dos últimas características constituyen el corpus explicativo de por qué la variación del tirano no podría devenir en rey. Tanto el aspecto (1) no gobernar siguiendo la ley; y el aspecto (2) la variación del tirano de alguna forma compartiendo el poder con los ciudadanos a través de la indicación de actuar demagógicamente son incompatibles con dos de las propiedades del rey, cumplir las leyes y ser uno.

Consecuentemente, de esta parte se extrae que habría algunas acciones que pueden realizarse según la actuación como apariencia, como seguir el interés personal o llevar una vida de placeres con la condición de que sólo implique su comportamiento privado y no afectase a los/as ciudadanos/as. Y muchas otras en las cuales se comprende la actuación simplemente como acción y no se registra una posibilidad de actuación. Por ejemplo, ellas son mantener buenas relaciones, tratar demagógicamente al pueblo, el resto de las áreas de la moderación. Se podría sugerir, entonces, que mayormente la variación del tirano no se encuentra fingiendo si no que se trata de un cambio sustancial, donde en algunas áreas podría no moderarse (se trataría de una similitud con el tirano original) pero sí deberá ser en todas las que implique una vinculación al pueblo y las demás mencionadas (distinción del tirano original).

 

Entonces, ¿qué hay entre el rey y el tirano?

Quien/es detentan el poder en los regímenes rectos poseen las características del cumplimiento con las leyes y el gobernar en vistas al interés común[31] y por estar dentro de los regímenes rectos es aquel el caso del rey. Retomando anteriormente la característica de la virtud del rey en la monarquía se interpreta que las características definitorias de la virtud se comparten con las del rey y con las de todo régimen recto. Luego, agrega que la prudencia será lo que conforme la virtud peculiar del gobernante.

Observando nuevamente las características de la variación del tirano se considera que estas pueden coincidir con los parámetros que establece el autor respecto a la prudencia. En la Ética Nicomáquea la define como:

 “En efecto, parece propio del hombre prudente el ser capaz de deliberar rectamente sobre lo que es bueno y conveniente para sí mismo, no en un sentido parcial, por ejemplo, para la salud, para la fuerza, sino para vivir bien en general”[32]

La última frase, vivir bien en general, refiere a lograr la felicidad y, asimismo, lo contrapone a la idea de buscar el bien sólo para sí mismo. Así la virtud implica una forma de ser que se expresaría en obrar bien, de forma que persiga el interés general. Recordando las recomendaciones, se considera que todos ellas apuntan de una u otra forma a mantener buenas relaciones con los nobles, con las mujeres, con los jóvenes, a fomentar la transparencia, mostrar honores y no castigos, en síntesis, lograr no ser odiado, lo cual implica efectos que no son solo útiles para él, sino que implican un beneficio para todas aquellas personas implicadas en ellos (los ciudadanos, los jóvenes, los nobles, las mujeres). Aquel beneficio deriva, fundamentalmente, de no ser tratados por un poder despótico y de lograr: “Gobernar no sólo a los que lo desean, sino también a los que no lo desean”[33]. En tal sentido, se podría afirmar que la variación del tirano tendría la característica de ser un gobernante virtuoso.

Aristóteles define un régimen como: “Un régimen político es un ordenamiento de todas las diversas magistraturas y de la ciudad y especialmente de la que detenta el poder soberano de la ciudad”[34]. A partir de esta definición se puede dilucidar que a través de lo que se desarrolló se cumple con un ordenamiento de las relaciones con el gobernante y de la ciudad distinto a los otros regímenes mencionados y que quien es soberano sería un gobernante virtuoso, el cual parece estar a medio camino entre el reinado y la tiranía.

 

Conclusiones

Se ha expuesto las características del rey y del tirano original y la variación del tirano que se le da al mismo para mantenerse en el gobierno. Realizando un análisis interpretativo lo más completo posible del rey, el tirano y la variación del tirano se llega a la conclusión de una gran diferenciación entre las características de los últimos dos. Esta diferenciación, guarda un cambio sustancial en la forma de gobernar, puesto que al introducirnos en las acciones pertenecientes a la apariencia, ha sido una tarea dificultosa poder sugerir que los consejos sean apariencia. Se planteó, entonces, que la variación del tirano marcada por la transparencia en el uso de recursos, la importancia de mantener buenas relaciones con todos en general; con los nobles por un lado y por el otro buscar el del pueblo a través de la virtud guerrera, el embellecimiento de las ciudades, sus relaciones personales parece en conjunto cercano a la idea de virtud aristotélica siguiendo el significado que le da a la prudencia.

Se concluye que se puede sugerir la existencia de un séptimo régimen, ya que encontramos características que difieren del tirano original y otras que difieren del rey, y otras que definen al tirano. Poniendo en conjunción todas ella el séptimo régimen podría definirse mediante un tirano que sigue siendo tirano por no cumplir con las leyes, como ya se mencionó anteriormente, Aristóteles no menciona en los consejos qué debe hacer respecto de la ley y el consejo de la demagogia, en este caso la soberanía la poseería el pueblo según la demagogia; el tirano sería virtuoso por cumplir con ser prudente y que, a través de estas acciones, termina buscando el bien común.

Esta conclusión a la que se llegó tiene un carácter parcial dado que existen más dimensiones que pueden ser abordadas al respecto en estudios futuros. Una de ellas podría ser un análisis más exhaustivo respecto a lo que la virtud significa y si el tirano cumple con la bondad y la sensatez, aclarando que ellas fueron dejadas de lado por, a diferencia de la prudencia, no ser las características definitorias del gobernante. Asimismo, queda pendiente un análisis en profundidad acerca de la relación que podría tener el nuevo tipo de tirano respecto a la moral aristotélica según la pregunta de cómo varía en una relación de medios-fines el objetivo de la variación del tirano de mantenerse en el gobierno como fin. Ello podría ser abordado en un estudio más amplio e incluyendo otras obras del autor.


Citas

[1] Aristóteles, Política, III, 7, 1279b1-4.

[2] Aristóteles, Política, V, 11, 1314b17-35

[3] Ídem.

[4] Ídem.

[5] [La tiranía puede parecerse a la mejor forma de constitución, la monarquía]

[6] Aristóteles, Política, V, 10, 1311a6.

[7] Aristóteles, Política, III, 6, 1279a34.

[8] Aristóteles, Política, III, 6, 1279a39.

[9] Aristóteles, Política, III, 17, 1288ª7

[10] Aristóteles, Política, III, 17, 1288ª9

[11] Aristóteles, Política, III, 4, 1277a16-17.

[12] Aristóteles, Política, III, 6, 1279b7.

[13] Aristóteles, Política, V, 10, 1279b16.

[14] Aristóteles, Política, V, 10, 1311a13.

[15] Aristóteles, Política, V, 10, 1311a6.

[16] Aristóteles. Política, V, 1312b24.

[17] Aristóteles, Política, III, 12, 1282b17-18.

[18] Aristóteles, Política, V, 11, 1314a35.

[19] Aristóteles, Política, III, 12, 1314b2.

[20] Aristóteles, Política, III, 12, 1314b5.

[21] Aristóteles, Política, III, 12, 131a8-9.

[22] Aristóteles, Política, V, 11, 1315a15.

[23] Aristóteles, Política, III, 12, 1314b23.

[24] Aristóteles, Política, V, 11, 1314b25.

[25] Aristóteles, Política, V, 11, 1315a24.

[26] Aristóteles, Política, V, 11, 1314a39

[27] Aristóteles, Política, V, 11, 1314b3-4

[28] Aristóteles, Política, V, 11, 1314a32-40

[29] Aristóteles, Política, IV, 4, 1292a17 y 21.

[30] Aristóteles, Política, IV, 4, 1292a5.

[31] Aristóteles, Política, Libro III, 1279a30.

[32] Aristóteles, Ética Nicomáquea, IV, 5, 1140a25-26.

[33] Aristóteles, Política, V, 11, 1314b36.

[34] Aristóteles, Política, III, 6, 1278b9-10.


Bibliografía

  • Ansieta Nuñez, A. (1987), “El concepto de tirano en Aristóteles y Machiavello”, Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 11.

  • Aristóteles (2005), Política. Traducción Santa Cruz, M. y Crespo, M. Editorial Losada. Buenos Aires, Argentina.

  • Aristóteles (1985), Ética Nicomáquea. Libro IV, 5, 1140a25-26. Traducción: Pallí Bonet, J. Editorial Gredos. Madrid, España.

  • Stewart, E. (2021), “The Tyrant’s Progress: The Meaning of ΤΥΡΑΝΝΟΣ in Plato and Aristotle, Polis” The Journal for Ancient Greek and Roman Political Thought, 38(2), 208-236.

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