Las primeras damas subnacionales como parte de las elites (2000 – 2019)

Por Bernardita Dameno

Resumen

En el siguiente trabajo se tiene como objetivo analizar la pertenencia, o no, de las parejas de los gobernadores (y gobernadora) de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe durante el periodo 1999-2019. Para llevar a cabo la investigación se utilizaron técnicas mixtas. Cualitativas por medio de la definición de la teoría de las élites, con Michels y Mills como principales autores, así como del abordaje de tesis sobre el tema y artículos periodísticos y biografías de los gobernadores. Cuantitativas fueron usadas para procesar los datos que surgieron de las biografías analizadas.

Palabras clave: Argentina, Política subnacional, élite.

 

Introducción

    Nos interesa el poder detrás del poder y analizarlas a ellas es una gran forma de hablar de ellos, quienes influyen en los tomadores de decisiones más allá de aquellos que se muestran públicamente, siendo mis favoritas las esposas de los grandes lideres autocráticos del siglo XX y el inicio del XXI. Esas mujeres que podían tomar decisiones de gobierno como Nadezhda Krúpskaya o Mira Markovic o aquellas que se dedicaban a la beneficencia, para darle una ligera patina humanista al régimen, y a lucir bonitos estilismos por el mundo al mejor estilo Michèle Bennett o Asma Akhras (siendo estas dos, además, educadas en exclusivos centros de Nueva York y Londres, respectivamente).

   En naciones democráticas, más aún con el marco de la cuarta ola de feminista el rol de primera dama (o caballero, pero con la finalidad de un mejor dinamismo para el trabajo lo englobare como parte de este grupo) parece vetusto, antiguo, destinado a extinguirse, al menos en los casos donde se ve el rol como si de un bonito bolso se tratase, en esta parte del mundo. Tales casos podrían ser el de la francesa Julie Gayet (actriz y productora de cine comprometida políticamente con el Partido Socialista de su país, pareja de François Hollande durante la segunda mitad del mandato de este) o el de la chilena Irina Karamanos (antropóloga formada en Heidelberg y pareja, al momento de la asunción, del presidente chileno Gabriel Boric), quienes no llevaron a cabo actividad pública alguna ajena a sus carreras, en el caso de Gayet, o bien buscaron redefinir las tareas que públicamente se esperaba que llevasen a cabo por las decisiones de sus parejas, tal es el caso de Karamanos; sin embargo la duda que me surge es ¿Estas mujeres son parte de las élites de sus respectivos países? ¿Integran el grupo de personas con capacidad de influir en la toma de decisiones? Si hubiese estudiado casos nacionales comparados, algo que no es objeto de estudio en este caso, esos habrían sido interesantes para analizar en perspectiva comparada respecto a Argentina porque, al igual que aquí, tanto Chile como Francia carecen de un marco legal claro sobre el rol.

      En un país como Argentina donde las primeras damas del siglo XX y XXI han tenido un rol preponderante en la agenda pública nacional, con dos de ellas llegando a la presidencia por el voto popular, es un rol que convive con cierta oscuridad respecto a cuáles son realmente sus derechos y obligaciones como pareja del presidente. 

    Sin embargo, aquí no es de interés el rol de la pareja del inquilino de Balcarce 50 sino que el objeto de estudio es la de los gobernadores de las tres provincias más importantes en términos económicos y de población de la Argentina. Resultaría muy simple para el estudio aquí presentado recurrir a provincias más bien tradicionalistas y donde las relaciones entre las clases altas locales y las cuestiones públicas son mucho más visibles.

     El problema que motivo este trabajo es saber si estas mujeres, cuyo rol al igual que en el caso de la Nación es bastante difuso al carecer de un encuadre institucional formal, son o no parte de las élites de sus provincias y como ejercen esa pertenencia en caso de integrarla ¿Usan una estrategia de poder blando aplicado a su área de influencia? ¿Se las conoce por algo además de por ser “la señora de”? ¿Tienen experiencia política previa? ¿Se dedican a ejercer cargos electivos? ¿Alguno ejecutivo? ¿A presidir alguna Fundación dependiente del organigrama que dirigen sus parejas? ¿Qué es de sus vidas (y carreras) luego? ¿Se trata de una institución formal o informal?

     Respecto a la búsqueda de si pertenecen o no a una élite política, esto se analizó bajo la teoría de Michels y Mills, aunque esta última teoría está pensada para los Estados Unidos, tiene aspectos que se pueden aplicar a las élites locales de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.

 

PARTE I: Aspectos generales

Breve historia del rol (y su lugar en la administración pública).

    La explicación corta de lo que aquí nos interesa sobre las parejas de los gobernadores en Argentina podría ser “es una remora de las monarquías, la etapa de creación del Estado y de una época donde las mujeres no formaban parte de la agenda pública y se dedicaban a tener diez hijos para su marido”, una explicación que deja conforme a quien lee pero que no responde a una explicación del origen del rol o que define su pertenencia a una élite de la toma de decisiones. 

     El uso de este término, definido como “Wife of the President of the US or other head of state” por el Oxford Dictionaries, se le adjudica a Mary Clemmer Ames una periodista estadounidense que hizo uso de este para referirse a la esposa del presidente Hayes. Es un rol que, temporariamente podría dividirse en tres etapas; la etapa de los bailes, la de la militancia y la de la suavidad.

    En ese momento el rol era poco más que asistir a eventos como bailes de salón o hacer beneficencia, pero la señora Lucy Ware Webb (graduándose a los 18 años de edad del Ohio Wesleyan Female College) fue más que la acompañante a bailes del jefe de Estado. Especialista en leyes y activista por las minorías, inspiro a su marido (al que había conocido mientras estudiaban en la Universidad) a defender a esclavos que escapaban de Kentucky por el rio Ohio.

  Sin embargo, esta situación tiene un quiebre con una de las más emblemáticas de las esposas de presidentes estadounidenses del siglo XX con la esposa del presidente Franklin Delano Roosevelt, Eleanor Roosevelt. Durante su vida, siendo ya viuda del expresidente, participó activamente para fundar la ONU pero, donde especialmente se ve el quiebre en el rol es mientras su marido estaba en el gobierno se opuso abiertamente a distintas medidas de gobierno.

    El tercer, y hasta ahora ultimo quiebre, en este rol en los Estados Unidos se da con Jacqueline Bouvier. Es con esta primera dama, educada en un colegio de señoritas neoyorkino y que hablaba un casi perfecto francés, que el rol comienza a ser visto como un rol que le da bondad al jefe de Estado y, en este caso es muy notorio, pero es algo que se mantiene en las siguientes con más altos o bajos, con una importante influencia en el mundo de la moda. Si bien, a diferencia de las mencionadas anteriormente, no integraba las elites de gobierno, fue la mejor embajadora del poder blando, entendido como “la habilidad de obtener lo que quieres a través de la atracción antes que a través de la coerción” (Joseph Nye, 2006), de la administración de su esposo.

    Puede parecer que, hasta ahora, la influencia de estas mujeres (a pesar de las opiniones que se daban en público o en privado) fácticamente solo se limitaba a asistir a algunos eventos públicos, como los bailes de asunción que se dan en los Estados Unidos en honor al nuevo presidente, y hacer actos de beneficencia. Sin embargo, si se analiza su rol desde una perspectiva institucionalista es que es posible encontrar que en estos casos se trata de un desempeño de tareas en el marco de una institución formal al tener los Estados Unidos una legislación específica que regula el rol de las parejas presidenciales.

    Como instituciones informales, en los estudios en administración pública, se entiende que se habla de aquellas reglas socialmente compartidas, creadas, comunicadas y aplicadas de manera oficiosa, y donde la violación de estas reglas puede tener algún tipo de sanción a nivel social (Helmke y Levitsky, 2006); por tanto, la contracara de este ordenamiento en la toma de decisiones estaría en aquellos casos como los previamente reseñados; mientras que, los que se estudiaron para este trabajo, donde el ejercicio de una tarea dentro de la administración pública se aplica perfectamente a dicha definición de los autores americanos, serían más bien instituciones informales.

    Estas instituciones informales, están integradas por personas que le dan apoyo al funcionamiento del gobierno y que tienen un lugar preponderante en la dinámica social. En casos como los aquí analizados, al carecer de una legislación que defina los límites del rol, se puede llegar a interpretar a tareas de influencia en la agenda pública sin poseer, al menos formalmente, capacidad de ejecución sobre políticas públicas; se trata de un desempeño más bien de relaciones públicas y de comunicación gubernamental por canales no oficiales.

    Pero a esta explicación, hay algunas excepciones, como aquellos casos donde, esta comunicación informal de las actividades de gobierno convive con la comunicación de las actividades formalmente reconocidas de la persona en cuestión. Casos donde también se llevan a cabo tareas de beneficencia como la presidencia de fundaciones, algunas de ellas dependientes de la administración estatal, organizaciones no gubernamentales, o roles netamente políticos como cargos ministeriales, desde ministra a directora, o legislativos, tanto en sus provincias como representando a estas a nivel nacional.

 

Teoría de las élites.

   Las teorías de las élites hacen referencia, en palabras de Mills a “La minoría silenciosa, está compuesta de hombres cuyas posiciones les permiten trascender los ambientes habituales de los hombres y las mujeres corrientes; ocupan posiciones desde las cuales sus decisiones tienen consecuencias importantes”, y como estas ejercen el poder, podría dividirse en dos periodos. El periodo clásico y el contemporáneo.

    En el periodo clásico, Michels es quien, a nuestro criterio, mejor las definió. Mientras que el periodo contemporáneo, es Mills quien mejor se adapta a las definiciones para este estudio al hacer un análisis de las formas en que se ejerce el poder en los Estados Unidos. 

     Respecto a la pertenencia (o no) a las élites, Michels creía que aquellos que llegaban a ocupar cargos en las instituciones, léase tanto gubernamentales como gremiales (entendiendo a los gremios no en la definición moderna, sino en la medieval del término), de forma profesional integraban las élites de poder y es desde ese rol que adquieren al formar parte de la dirigencia que toman decisiones.

    Sin embargo, para el autor, esta pertenencia a la clase dominante no significa asimilar totalmente los valores y visiones de esta, sino que son partes de la clase política dominante que continuara en disputa entre sí como forma de mantener la influencia de las masas que los sostienen como parte de la clase política dominante, llegando a dejar de lado los derechos democráticos, que los llevaron hasta allí, cuyo fin es mantener el poder. Esto es así porque perderlo, al poder, significaría perder también aquello que los hace parte de la clase dominante.

     Esta perspectiva de la democracia, en la que un igual surgido de las masas asciende al rol de líder de estas y hace todo (incluso violar principios democráticos) con el fin de seguir integrando la clase política dominante es una teoría elitista de la democracia. Esto es así, según lo analizado por Michels, porque la democracia plena resulta imposible para tomar decisiones; en esta las élites tienen una fuerte influencia, frente a la poca o nula que poseen las masas, con lo cual esa situación genera una división respecto de los intereses.

    Sobre la forma de tomar decisiones de manera interna de los partidos políticos, Michels menciona que generalmente las decisiones de las grandes reuniones (al estilo convención) se toman de manera unánime, eliminando la responsabilidad del individuo sobre la decisión, además de hacerlo en pos de una multitud con una única visión, un único núcleo de valores e intereses comunes. Esto es sumamente importante para la pregunta inicial de la investigación, porque estaría permitiéndoles a las clases dominantes de las distintas organizaciones políticas influir para sumar, o eliminar definitivamente, a un nuevo miembro a la toma de decisiones respecto a las políticas públicas.

     Recapitulando sobre Michels y los casos estudiados aquí, para este autor integrarían las élites aquellos casos donde, además de ser la pareja de, ocupan distintos roles dentro de las organizaciones que integran, gobiernos provinciales en este caso. Sin embargo, no hace una diferencia respecto a si su integración es de manera formal (ocupando una cartera ministerial o una banca en el Legislativo, por ejemplo) o bien de facto (presidiendo ad honorem una fundación dependiente de la provincia).

     El otro autor de interés aquí es Mills. En su trabajo “Las élites del poder” define a este grupo como integrado por aquellas personas que, gracias a sus posiciones, sus decisiones (de actuar o abstenerse de hacerlo) tienen consecuencias importantes.

  Agrega además que “Los individuos de la minoría poderosa no son gobernantes solitarios”, sino que lo hacen junto a un grupo de personas quienes deciden como llevar a cabo sus ideas; si bien a simple vista puede parecer que el caso de estudio de este trabajo formaría parte del mismo, tal como lo plantea Mills no lo son dado que, en caso de solo ocupar su rol institucional, no ejecutan, en el plano de las instituciones formales, las ideas de estos hombres y mujeres que conforman las élites del poder. Así mismo, tampoco ejercen cargos legislativos, ni son, en un principio, lo que él llama celebridades, aquellos profesionales que tienen la capacidad de hacerles llegar al público cuestiones complejas.

    Sin embargo, estas mismas mujeres, a lo largo de los gobiernos de sus parejas, ejercen un rol, que carece de un presupuesto propio, no integra la estructura formal del estado provincial pero que sin embargo se valen de su rol para conseguir sus propósitos (Barry, 2018).

     Por lo tanto, también es posible agregar que, si se interpreta a las parejas de quienes ejercer el poder en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe como personas con un rol informal dentro del entramado institucional, las mismas podrían ser consideradas como actores cuyo poder se fundamenta en el rol que ocupan en las instituciones que son el fundamento real de su poder. 

     Sin embargo, otra tipología mencionada por Mills que explica el poder, y la pertenencia a las élites de las primeras damas de sus provincias, es el de las nuevas clases altas y las viejas clases altas, con las que puede también explicarse la pertenencia de las parejas de gobernadores independientemente de sus roles institucionales formales. Respecto a la pertenencia a los estratos superiores, previamente mencionados como la minoría silenciosa y pensando específicamente en los poderes locales, Mills nos dice lo siguiente:

   “Los de los estratos superiores, aunque sólo sea porque son menos numerosos, pueden saber mucho más fácilmente los unos de los otros, y mantener entre sí una tradición común, y de esta suerte, tener conciencia de la clase a que pertenecen. Tienen el tiempo y el dinero necesarios para mantener su nivel de vida común. Son una clase adinerada, y constituyen también un grupo más o menos determinado de personas que, mezclándose entre sí, forman círculos compactos con aspiraciones comunes a ser reconocidos como las familias directoras de sus ciudades”.
(Mills, p. 37, 1957).

     Con esta teoría, es que también puede entenderse el fundamento de la pertenencia, dependiente de cuánto tiempo estas personas continúen ejerciendo sus cargos a nivel provincial, a una larga tradición de personas con una historia común y que ejercieron el poder de manera similar, entendiendo siempre que la élite del poder en una República no es una aristocracia, sino que es el dinamismo propio del orden republicano (aunque los miembros de esta élite sean de un origen social similar).

       Finalmente, Mills dice que la élite se fundamenta en las tendencias de la época (en las que incluye los objetivos de las instituciones económicas, militares y políticas), cuan similares son aquellos que ocupan los cargos de decisión, las ramificaciones de estos y el ascenso de personas que, sin la formación política tradicional requerida, pero con educación o experiencia suficiente como para acceder a esta élite que integra la toma de decisiones.

 

PARTE II: Casos de estudio

Provincia de Buenos Aires.

      No decimos nada novedoso al aclarar que la provincia de Buenos Aires es en la más importante del país tanto en términos electorales, como en términos económicos. Se estima que uno de cada tres residentes en Argentina vive en esta provincia, de los cuales dos tercios lo hacen en el Gran Buenos Aires. 

      En la provincia de Buenos Aires, no existe legislación alguna que regule el rol ya sea que se hable de legislación provincial ordinaria o de la Constitución provincial. Tanto las actividades que desempeñara, como las obligaciones de rendir cuentas por estas depende de la voluntad de transparencia de cada administración.

     La primera dama perfecta de la provincia nació hace unos cuarenta y cinco años, en una familia clase media tradicional, tiene apellidos españoles o italianos, está casada con su pareja hace más de una década (quien tiene en promedio 2,5 hijos), cuenta con estudios superiores (preferiblemente en temas como el derecho o políticas) y previamente a asumir su pareja el rol ejerció algún cargo público (resulta indistinto si es electivo o integra las burocracias estatales en cualquiera de sus niveles). 

   La imagen de esta primera dama ideal es muy similar a la de prácticamente cualquiera de ellas, aun fuera del caso de la provincia de Buenos Aires. Entre las personas que han desempeñado este rol en el periodo analizado no hay ninguna que se adapte en su totalidad.

    La primera de las primeras damas analizadas en este estudio es María Isabel Zapatero. Casada con Carlos Ruckauf, de formación como abogada, al igual que su marido, toda su carrera se desarrolló en el ámbito judicial y, excepto esa labor, no hubo rol alguno que ocupase. Si puede decirse que es una mujer que integraba la élite de gobierno, pero no por ser la pareja de sino por mérito propio, si tomásemos solo a Mills y su definición de quien es parte y quien no de la élite, la camarista Zapatero, con su poder de influir en la vida de otros gracias a las decisiones que toma mientras ocupa su cargo de camarista, es una miembro de manual. 

    La siguiente primera dama bonaerense es María Teresa del Valle González Fernández. Hija de un exembajador argentino frente a Irlanda, casada con Felipe Solá (siendo el segundo matrimonio de este), tiene estudios de Licenciatura, desarrollo su carrera en el ámbito político (fue asesora de la Dirección Nacional de Artes Visuales y de la Comisión Nacional de Museos y Lugares Históricos, entre otros cargos relacionados con el mundo de las artes y la cultura), llegando a ocupar el cargo de secretaria de Cultura y Medios de Comunicación durante la crisis de 2001, momento en que la prensa la calificaba de “lectora y de decisiones firmes”, pero ocupo el rol durante menos de un mes. Durante el gobierno de su pareja, si bien se divorciaron durante el periodo, presidio la Fundación Banco Provincia. Posteriormente fue Diputada y Parlamentaria del MERCOSUR y preside una Fundación dedicada a la rehabilitación neuromotriz. Podría decirse que es una primera dama parte de la elite gobernante; a diferencia del caso anterior, donde el poder estaba fundamentado por el cargo que ocupaba en el poder judicial la camarista Zapatero, en el caso de la señora González Fernández este se ejerce tanto de forma informal (es tradición que las parejas del gobernador de Buenos Aires presidan la Fundación Banco Provincia, pero no hay ley alguna que las obligue, solo una tradición) como formal al ejercer el poder desde distintas partes del Estado (como su breve paso por la Secretaria de Cultura y Medios de Comunicación o su paso por la Cámara de Diputados de la Nación y por el Parlamento del MERCOSUR).

    La siguiente primera dama de la provincia de Buenos Aires es Karina Rabolini. Nacida en la provincia de Santa Fe, en una familia de clase media descendiente de italianos, en su adolescencia se mudó a Buenos Aires donde comenzó a trabajar como modelo gráfica y de pasarela. Es la más mediática de las primeras damas bonaerenses de los veinte años aquí analizados, una posible explicación es que tanto ella como su pareja eran personas publicas previamente a ocupar cargos públicos. La exmodelo y conductora de televisión, curso estudios universitarios en historia del arte y sistemas, pero no obtuvo la titulación. Se caso con Daniel Scioli en el año 1991, al que conoció, según los biógrafos del exgobernador bonaerense, en un evento de motonáutica donde el competía con su equipo, con quien no tuvo hijos. Antes, durante y después del gobierno de su pareja, no ejerció otro cargo público más que el de la presidencia de la Fundación Banco Provincia e hizo, según sus propias declaraciones, uso de su rol de primera dama para rediseñar los interiores de la residencia oficial del gobernador en La Plata. Este es un caso interesante, porque en una primera impresión puede decirse que integra (o integraba, durante el gobierno de su pareja) la élite por sus vínculos personales, pero en realidad no fue así; al menos no con los términos según los cuales se lleva a cabo este análisis dado que su injerencia en la toma de decisiones se limitó a ocupar un rol puramente protocolar, como es la presidencia de una fundación.

      El último de los casos analizados de la provincia de Buenos Aires (y toda una extrañeza en el estudio en general, dado que es el único hombre que ocupó el cargo durante este periodo) es Ramiro Tagliaferro. Nacido en la clase media del oeste del conurbano bonaerense, estuvo casado con María Eugenia Vidal por pocos meses de la gobernación de esta (al igual que sucedió con Felipe Solá y su segunda esposa), se graduó en Ciencias Políticas y previamente ocupo cargos legislativos tanto a nivel provincial, como Diputado por la primera sección electoral de la provincia y como Concejal municipal en Morón, localidad de la que sería electo intendente al mismo tiempo que su pareja seria electa como gobernadora de la provincia. No ocupo rol alguno relacionado con las tareas de un primer caballero, dado que apenas estuvo casado con la gobernadora por poco más de tres meses de gobierno de esta. Este caso es el de un miembro de la élite que, al igual que todos los aquí mencionados, lo son por su propia trayectoria vital (al haber ocupado cargos legislativos previos a la asunción de su esposa, incluso en partidos políticos diferentes) y no por ser la pareja de quien ocupa la gobernación de Buenos Aires.

 

Provincia de Córdoba.

    Luego de Buenos Aires, la provincia con más importancia electoral en Argentina es Córdoba.

     Al igual que sucede en la provincia de Buenos Aires, en Córdoba no hay legislación alguna que defina como debe desempeñarse la pareja del (o la) gobernador o mención de dicho cargo en la Constitución provincial.

    El caso cordobés con las primeras damas es interesante, porque es una buena forma de analizar la dinámica política interna propia de la provincia. Solo hubo dos, en veinte años, quienes se intercalaron en un esquema de 8-4-4-8 como si de una estrategia deportiva se tratase.

    La primera dama ideal de Córdoba nació hace unos cuarenta y tres años, es nacida fuera de la ciudad de la capital provincial, con el titular del poder provincial no tienen hijos y su participación política es previa a su pareja. 

    El primero de los casos es el de Adriana Nazario. Riocuartense, Contadora Publica Nacional, desarrollo su carrera tanto en el ámbito de la docencia como en el sector público. Previamente a su matrimonio con Juan Manuel de la Sota, Nazario fue secretaria de Desarrollo Económico, Producción y Empleo de Rio Cuarto y ministra de Producción y Trabajo de Córdoba. Este caso es interesante, porque se trata del primero de los hasta aquí analizados, donde convive tanto un vínculo a nivel privado como público con el titular de la gobernación. Durante los dos años que siguieron de gobierno tras su matrimonio, Nazario continuo en su cargo como ministra de un área estratégica de cualquier administración pública, diferenciándose así de la idea de una primera dama dedicada a la beneficencia. Luego de dejar su cargo fue electa como Diputada de la Nación por la provincia de Córdoba y, tras enviudar del exgobernador en 2018, Legisladora provincial por Rio Cuarto. Al igual que otros casos analizados previamente, la señora Nazario es parte de la élite política cordobesa al integrar el circulo de toma de decisiones del gobernador de la segunda provincia más importante del país, siendo así un caso perfecto para la definición que da Michels de élite.

   La segunda primera dama cordobesa, y quien ocupa dicho cargo protocolar en el momento en que se lleva a cabo este trabajo, es Alejandra Vigo. A diferencia del caso de Adriana Nazario, Vigo no tenía estudios superiores al momento de asumir el rol, sino que tiene sus orígenes en la participación política como miembro del Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina y como Diputada y Convencional Constituyente de la provincia de Córdoba. Otro aspecto en el que se diferencia del caso de Nazario es que durante la administración de su marido no ocupo cargos públicos de primera línea formalmente, sino que lo hizo como secretaria de Estado o del Ministerio de Desarrollo Social provincial y como concejal de la capital provincial, durante el primer y segundo periodo de gobierno respectivamente. Durante la segunda etapa de gobierno de su esposo, es elegida como Diputada nacional, representando a la provincia mediterránea, y luego Senadora nacional, cargo que ocupa en el momento que se escribe este trabajo. Al igual que el caso Nazario, Vigo puede considerarse una parte de la clase dominante (sindical en sus inicios, cordobesa actualmente), dado el rol indispensable para el correcto funcionamiento de un país que ocupa en la actualidad y el poder de decisión, además de presión, que tiene en su rol como Senadora por la provincia en la que su marido es Gobernador.

 

Provincia de Santa Fe.

    La última de las provincias aquí analizadas es la de Santa Fe. En términos demográficos se trata de la tercera más importante poblacionalmente (y con la particularidad que su ciudad más importante no es la capital provincial, sino una ciudad portuaria).

  Al igual que en lo otros casos, la provincia de Santa Fe no tiene una legislación que regule los derechos y obligaciones de la pareja del gobernador como forma de transparentar los comportamientos de aquellas personas cercanas al poder provincial que pueden llegar a beneficiarse de este. 

    La primera dama santafecina ideal, nació hace unos cincuenta años, tiene estudios profesionales, se destaca por la discreción que maneja durante el mandato de su pareja y su participación política es previa a su pareja.

  Las características de esta primera dama ideal pueden hacer que cualquiera de los siguientes casos produzca identificación con alguna de ellas, dado que ninguna se adapta a la totalidad y que se trata de un mero análisis de una serie de variables biográficas.

    El primero de los casos de la provincia de Santa Fe que es de interés es el de Verónica Ghio, pareja (y luego esposa) de Carlos Reutemann. Se trata de la pareja del exgobernador santafecino al momento de ejercer este cargo, casada con el años después mientras este ejercía el rol de Senador por la provincia, se formó en Comercio Exterior, pero no hay datos que identifiquen de la finalización de sus estudios, y su experiencia profesional está ligada a la actividad empresarial (se dedicó al rubro textil y a los agronegocios). A diferencia de la mayoría de las primeras damas previas, nunca ejerció cargos públicos en la provincia previos, durante o posteriores a su relación con Reutemann, aunque si ocupo un rol que se define como su secretaria privada y de asesora en el Senado de la Nación. Como mencionábamos anteriormente, tampoco ejerció rol alguno durante la gobernación de quien era su pareja, pudiendo encontrar información sobre su persona en la prensa recién en el año 2006 (hacia 3 que Reutemann no era gobernador) cuando contrajeron matrimonio. Similar al caso de Karina Rabolini, Verónica Ghio, por sus relaciones personales con destacados personajes de Argentina y por el rol que jugo mientras su marido participaba políticamente, podría verse como miembro de la élite política, sin embargo, al igual que Rabolini no cumple con los requisitos mínimos para considerarla parte de esta al no estar involucrada en la toma de decisiones con impacto en la vida de terceras personas. 

   La siguiente primera dama santafecina es Elba Ines Kemer. La señora Kemer fue la esposa del gobernador Jorge Obeid, sin embargo, al igual que en el caso de la pareja de Reutemann no hay prácticamente información suya respecto a la participación política. Se sabe que fue la esposa de toda la vida, estuvieron casados más de 50 años del gobernador santafecino, con quien tuvo cinco hijos. Sobre si ejerció roles públicos antes, durante y luego, no hay información alguna con lo cual se presume que esto no fue así. Tampoco tiene una experiencia como militante previa y se desconoce si realizo estudios superiores previos a asumir el rol. Se trata, al igual que el caso Ghio, de una pareja de gobernador que no integra la élite al carecer completamente de un rol dentro de la clase política dominante.

      El tercer caso es el de Silvana Codina. Pareja de Hermes Binner y madre de uno de sus hijos. A diferencia de las otras primeras damas de Santa Fe, si bien tuvo la discreción previamente en esta provincia, se trata de una arquitecta y es una de las principales voces a favor de la construcción del Puerto de la Música en Rosario (obra de Niemeyer, mismo arquitecto que diseñó Brasilia). Durante su relación ocupo el cargo de directora de arquitectura hospitalaria. Si bien se separó del exgobernador, sigue haciendo públicas sus opiniones en cuestiones relacionadas a su profesión. En este caso se trata de una de las celebridades que se involucran en cuestiones públicas, sin embargo, su rol como tal no parece tener una influencia sobre decisiones que involucren a terceros.

     El cuarto caso dentro de las primeras damas de Santa Fe es el de Silvia Trócoli. Es la esposa del ex gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti. Su momento de mayor repercusión pública fue por distintos hechos de inseguridad que sufrieron en su casa. Durante el periodo que su pareja se desempeñó como Diputado, Trócoli se desempeñó como asesora de la Cámara de Diputados y no registrando declaración jurada alguna. Así mismo, el caso de Bonfatti es llamativo porque, al llegar al poder, le dio cargos tanto a Trócoli como a su primera esposa. Como tal, Trócoli no puede ser considerada un miembro de las élites políticas.

     El quinto caso de una primera dama de Santa Fe es el de Clara García, quien fuera pareja de Miguel Lifschitz. Académicamente es Contadora Publica Nacional y Licenciada en Administración. Si bien es activa políticamente desde la década de 1980, donde se inició bajo el ala del anteriormente mencionado Hermes Binner, es a finales de esa década cuando se suma como subsecretaria de Economía en la gestión de la ciudad de Rosario, ocupando durante los siguientes años cargos como directora del Banco Municipal de Rosario, secretaria de Servicios Públicos y como secretaria de Producción y Desarrollo Local; también ejerció la docencia en niveles universitarios. Actualmente es Diputada provincial y preside la Comisión de Obras y Servicios Públicos. Es la única de las primeras damas de Santa Fe que, por su influencia en el gobierno, puede considerarse parte de la élite gobernante fundamentando su poder por medio de instituciones formales integrantes del Estado municipal y provincial desde las que toma decisiones que impactan en terceros.

 

Conclusiones

     Como mencionamos en la Introducción de este trabajo, analizarlas a ellas es una gran forma de hablar de ellos. Fue interesante buscar responder cual es el verdadero rol de las parejas de gobernadores de Argentina en la actualidad y si su rol es realmente el de, como popularmente se le dice, el poder detrás del poder. 

     Al igual que los casos que se mencionaba a parejas de presidentes de otras partes del mundo, en las provincias argentinas es posible encontrar el arquetipo tanto de aquellas que integran las elites que toman (o buscan influir en el proceso) las decisiones, como aquellas que optaron por llevar a cabo tareas relacionadas con la beneficencia.

     A nivel legal, en ninguno de los casos existe una reglamentación que haga del rol una institución formal; sin embargo, esto no conlleva que la tarea que llevan a cabo entre en conflicto con los valores democráticos, republicanos y federal que tiene la República Argentina.

    La respuesta corta, de si estas mujeres son o no parte de las elites, es que sí, las integran por su cercanía al poder. Sin embargo, si se toma la definición de los autores previamente trabajados, no siempre. Las parejas de los gobernadores de las tres provincias más importantes de Argentina integran las elites gobernantes en un 54% de los casos; de los cuales un 62,5% integraban el poder ejecutivo en los distintos niveles y, tras dejarlo, un 66,7% continuaron integrándolo en el poder legislativo. Por ello, es que creo que si bien es una tarea que en pleno siglo XXI parece quedar antiguo, da la posibilidad de desarrollarse a perfiles que difícilmente llegasen a ocupar un rol dentro de la minoría silenciosa que toma las decisiones según Mills.

     Respecto a si se las conoce por algo más que ser la señora de, claramente según los números mencionados previamente si, así es en uno de cada dos casos estudiados. Así mismo, aquellas que decidieron dedicarse a lo público, más de la mitad tenían experiencia política, en el Estado o en organizaciones gremiales. Así mismo, es interesante la estructura institucional formal que se le dio en la provincia de Buenos Aires (en la que se buscó replicar la situación nacional) por medio de la presidencia honorifica de la Fundación Banco Provincia mientras sus parejas ocupan la gobernación.

    Finalmente, los números de sus carreras políticas (o publicas más bien) luego de dejar el gobierno sus parejas cambian a ser el poder legislativo el lugar donde más roles han ocupado, seguido del ejecutivo (el mayoritario en la época previa al gobierno) y finalmente el judicial (con un solo caso que se entiende en la lógica propia del poder judicial).


Anexo

Gráfico 1

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 2

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 3

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 4

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 5

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 6

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 7

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 8

Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.
Fuente: Elaboración propia sobre bibliografías, artículos periodísticos (entrevistas y de opinión) y paginas web oficiales de las figuras investigadas.

 

Gráfico 9

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