Autores: Joaquín Ayesa Moll, Jesús Zamora Loor y Giuliana Cortez.
Introducción:
En las últimas décadas, las redes sociales han transformado de manera sustancial las dinámicas de la comunicación y movilización en el ámbito político. Twitter se consolidó como una herramienta clave en la configuración de la agenda pública y la constitución de distintos actores permitiendo la difusión masiva, inmediata y descentralizada de información y posibilitando interacciones entre actores institucionales, organizaciones sociales y civiles. Se diferencia de los canales unidireccionales propios de la comunicación política convencional como la televisión o la prensa escrita, donde el flujo de la información va en un solo sentido. Estos cambios han dado origen a formas de acción política que combinan estructuras organizativas con dinámicas horizontales, de alta velocidad, y movilización de recursos que permiten visibilizar un nuevo ecosistema en el que la visibilidad, viralización y segmentación de audiencias juega un papel clave.
El independentismo catalán, especialmente el del período del referéndum del 1 de octubre de 2017 nos permite analizar esta mutación. En el estudio de Carrasco Polaino, Villar Cirujano y Tejedor Fuentes (2018), Twitter fue utilizado intensamente tanto por instituciones públicas como por asociaciones ciudadanas, con sus notables diferencias entre su eficiencia comunicativa o la capacidad de generar interacciones. Por lo tanto el independentismo catalán no sólo empleó canales de movilización tradicionales (manifestaciones o convocatorias), sino también incorporó la fuerza de las redes sociales como un eje capaz de articular una estrategia política. Estos elementos inscriben en lo que autores como Rosanvallon (2006) denomina como meta-democracia: una forma de participación que se sitúa más allá de las estructuras representativas formales y que expresa la creciente desconfianza hacia los intermediarios políticos tradicionales. En este nuevo escenario, los movimientos sociales ya no solo buscan influir en decisiones institucionales, sino que también construyen una legitimidad desde abajo, a través de la presencia directa, la visibilidad constante y la ocupación simbólica del espacio público digital.
De lo colectivo a lo conectivo: nuevas teorías para los movimientos sociales:
Entre 1970 y 1980 con la aparición de movimientos ecologistas, feministas, antirracistas entre otros, los primeros teóricos sociales ya planteaban una teoría para entender a estos movimientos ciudadanos, que ya no estaban representados por posiciones de clase, sino que ante una sociedad tan heterogénea se plantearon conceptualizaciones que pudieran abordar de mejor manera las fronteras comunes que tenían los seguidores de estos nuevos movimientos, y hubo tres elementos cuya presencia exige la categoría de movimiento social: identidad, organización e ideología compartida Diani 2015) ya la vez estas tres expresiones se relacionaban con la teoría de acción colectiva de Olson (1965), la cual plantea bajo el foco de la acción racional que los individuos optan por actuar conjuntamente en busca de un beneficio común, sujetado a partir de la vigilancia común y una serie de mecanismos que denomina “incentivos negativos y positivos” que permiten su coordinación. Sin embargo, para inicios de 2010 las teorías de la acción colectiva parecen estar ausentes en los últimos movimientos sociales que emergieron en distintos lugares del globo en los últimos tiempos, necesitando una nueva mirada y profundización de la teoría.
Para un mejor abordaje conceptual de lo expresado en párrafos precedentes hemos tomado el ejemplo del movimiento independentista catalán en 2017 y las movilizaciones por el referéndum. Nuestro objetivo es identificar como el movimiento independentista catalán responde a las nuevas expresiones sociales en la era digital y cómo estas nos muestran una nueva teoría. Annunziata retoma el planteamiento de Bennet y Segerberg (2012) donde la organización y los recursos son esenciales para la acción colectiva de los movimientos, siguiendo esto las redes sociales y las herramientas digitales son espacios fundamentales para poder comunicar y transmitir los mensajes que los organizadores de la acción quieren difundir. Sin embargo hoy en día las redes sociales no son solo vía informativa para las personas, sino que desarrollan la creación de los acontecimientos y sujetos en medida que la comunicación se vuelve un principio mismo, esto responde a la lógica que los autores denominan acción conectiva.
La acción conectiva como concepto no es algo que se sobrepuso sobre la acción colectiva para poder explicar las nuevas irrupciones en las calles, sino que están estrechamente ligadas una de la otra. Existiendo una acción conectiva más alejada de la colectiva donde ninguna organización diseña la acción y una más alejada de carácter híbrido con las que realizan la acción. Durante la manifestaciones que ocurrieron en octubre de 2017 en Barcelona la tensión del referéndum generó una clara presencia de acción conectiva en la capacidad organizativa de las redes sociales de poder movilizar a los ciudadanos a las calles y expresarse públicamente su descontento, como mencionan Carrasco, Villar y Tejedor (2018) ”Es evidente el poder de convocatoria de ANC y Òmnium, lo que se conoce como “pulso de calle” e infinitamente mayor al de la llamada mayoría silenciosa” (p. 82) Es ese pulso de calle la traducción de un movimiento que sin duda tuvo una fuerte influencia de las redes aunque, por otro lado, es claro que no fue una acción conectiva alejada de la vieja organización y tradiciones de acciones colectivas, donde existieron grupos ciudadanos de existencia previa y mismas instituciones de poder formal de gobierno que impulsaron desde sus bases el meollo de un problema que a los catalanes los viene acompañando desde siempre que es su soberanía.
El movimiento ciudadano como el independentista catalán -más allá del desenlace que tuvo el referéndum de octubre y las manifestaciones en Barcelona-, logró introducir a las agendas políticas de Cataluña cuestiones que abordan problemáticas más allá de la soberanía como: la vivienda, el trabajo, salud y educación, donde la viralización en redes sociales en este caso como Twitter fue fundamental para que existiera un quiebre del tejido social en la ciudadanía que no estaba encontrando respuestas en las salidas formales que la democracia y sus instituciones ofrecían a varios de sus problemas, donde personas que jamás habían movilizado se sumarán a las calles, cuando anteriormente las asociaciones ciudadanas existentes no convocaban más que a unas personas.
Recorrido histórico del catalanismo
Consideramos que el 1 de octubre de 2017 en la comunidad autónoma de Cataluña finaliza el auge del independentismo catalán al perder posteriormente relevancia electoral y política dentro de la sociedad catalana y el Parlament. A pesar de que el referéndum dio como el ganador al SÍ con un resultado 90 -10 (votó el 43 % del censo, es decir, casi 2.3 millones de personas1 a partir de allí y con la represión como herramienta principal el gobierno español logró que este clivaje histórico comience a menguar, por lo menos desde allí hasta nuestros días ¿Por qué este movimiento se activó durante el siglo XXI, teniendo en cuenta que su historia tiene cientos de años?
Durante el siglo XIX, el catalanismo moderno surge acompañado de la industrialización y por lo tanto la clase proletaria popular es el medio de reactivación de este sentimiento. No va a ser hasta la proclamación de la segunda república que los catalanes recuperen su lengua y sus instituciones, (pérdidas luego de la guerra de sucesión española) además de darse una carta magna.
Un muy importante movimiento cultural y literario surge en el siglo XIX que es la Renaixença, que tenía como objetivo recuperar el uso culto del catalán como lengua literaria, exaltar la historia y tradiciones de Cataluña y establecer las bases para una identidad nacional catalana moderna. Con el tiempo, la Renaixença cultural dio paso a un catalanismo político que reclamaba: autonomía administrativa, reconocimiento de la identidad y lengua catalana y defensa de los intereses económicos y sociales de Cataluña. A principios del siglo XX, el proletariado se agrupó en partidos políticos de izquierda y sindicatos, de trabajadores, anarquistas y socialistas. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ganó las elecciones en 1931, cuando se derrocó la monarquía y se proclamó la República Española. En Catalunya es electo Macià y hubo un intento de proclamar la República Catalana, que acabó convirtiéndose en un autogobierno autónomo, dentro de España, al que se le llamó nuevamente la Generalitat. Su sucesor Lluis Companys hizo exactamente lo mismo sin alterar el resultado. La guerra civil dio como ganador al bando franquista y Barcelona fue la última ciudad republicana en caer. Violando derechos humanos, civiles y políticos la dictadura franquista por supuesto prohibió todos los idiomas que no sean el español y centralizó aún más el poder en Madrid, además de que, era ilegal hablar el catalán o el vasco2.
Es en este momento es cuando surge un hito relevante para nuestra investigación ya que al finalizar la dictadura (o incluso antes con el caso de Euskadi y ETA) las libertades de la democracia hicieron que el catalán pueda hablarse nuevamente en las calles. La represión llevada a cabo durante 40 años hizo que los regionalismos (sobre todo el País Vasco y Cataluña) se exaltaran en cuanto se retornó la democracia con la muerte de Franco en el año 1975. Principalmente durante el siglo XXI y más precisamente luego del 2010 el catalanismo tomó una relevancia nacional en España. En diciembre del 2012 el president de la Generalitat Artur Mas, firmó un acuerdo con la oposición en el que se pactaba realizar un referéndum consultando al pueblo sobre la independencia de Catalunya y la creación de una hipotética República Catalana. Este proceso finaliza con el referéndum del 1 de octubre de 2017, la represión del gobierno central y la posterior persecución de los políticos catalanistas, inclusive el president Carles Puigdemont quien se exilió en Bélgica, el gobierno central decide mediante la aplicación del artículo 155 de la constitución (la cual se votó en el congreso de los diputados) suspender la autonomía de Cataluña y llamar a elecciones.
¿Por qué el independentismo catalán es un movimiento ciudadano híbrido?
Basándonos en el texto de Annunziata (2020) consideramos que esta expresión popular es un movimiento ciudadano híbrido, porque si bien hubo partidos políticos implicados el movimiento independentista muchas agrupaciones ciudadanas y partidos políticos ayudaron a masificar el movimiento (Carrasco Polaino, Villar Cirujano y Tejedor Fuentes, 2018). Además como menciona la autora, los individuos coincidían en tres cuestiones: identidad, organización e ideología compartida. Desde que la cuestión independentismo tomó relevancia, hay una unión entre estos grupos a pesar de pertenecer a partidos de izquierda o derecha y se los considera como “indepes”.
Respondiendo la pregunta que realizamos al iniciar el recorrido histórico, consideramos que Twitter fue una gran herramienta utilizada por los independentistas, sobre todo por las asociaciones ciudadanas (otro indicador típico en un movimiento ciudadano como describe la autora). Aunque no fue la razón principal, nos permite explicar el auge del movimiento que también se debió a los factores históricos e identitarios comentados más arriba durante la contextualización histórica.
En este artículo podemos notar cómo las instituciones independentistas (nos referimos a organizaciones ciudadanas y partidos políticos) fueron mucho más efectivas a la hora de difundir sus ideas y su propaganda.

(Polaino, Villar y Tejedor. 2018)
Esta es la gran ventaja que presenta el siglo XXI en comparación al siglo XX, en el cual luego de la transición democrática existía una gran necesidad de rearticular el catalanismo pero no tenía una forma dada a la hora de consolidarse como un movimiento político. Twitter permite la difusión de información necesaria para el referéndum del 1 de octubre, como si de una campaña política se tratara, los grupos independentistas generaron mucha más difusión en comparación a las cuentas constitucionalistas (centralistas). Pero a la vez podemos notar una diferencia que hace que este movimiento no esté ligado específicamente a ningún partido y es que el éxito que han tenido las asociaciones ciudadanas por sobre los partidos o instituciones del Estado es notorio, más del doble de estadísticas en Twitter.

(Polaino, Villar y Tejedor. 2018)
Teniendo en cuenta el texto de Annunziata (2020) esta es una característica presente en este tipo de movimientos ya que, si bien hay partidos implicados, la movilización de recursos necesaria fue llevada a cabo por ciudadanos por fuera de las instituciones políticas. La autora describe estos movimientos ciudadanos híbridos como: “una movilización transpartidaria, donde sin duda es una movilización apartidaria, pero sin reivindicar distancia frente a todos los actores políticos y sociales organizados” (p. 16). Aunque haya varios militantes de distintas agrupaciones políticas, la acción conectiva expresa la tensión entre participar de manera individual a una manifestación o en representación de un grupo. Al igual que el ejemplo que da en el texto la autora con el movimiento de mujeres en Argentina de (NiUnaMenos), el movimiento independentista fue convocado por redes sociales. Twitter no solo funcionó como un canal para difundir consignas y coordinar acciones colectivas, sino también como un espacio de disputa simbólica en el cual se buscó legitimar el proceso independentista ante la comunidad internacional y reforzar la identidad colectiva mediante hashtags, imágenes y relatos emotivos. Desde la óptica de Munk, esta dimensión estratégica revela cómo los movimientos sociales son capaces de moldear activamente sus condiciones de posibilidad a través de prácticas discursivas y organizativas. El caso catalán demuestra la potencia de la identidad como motor de movilización, siempre y cuando esta sea gestionada mediante estrategias comunicacionales y políticas eficaces que permitan disputar el sentido común y ampliar las oportunidades de cambio, siendo Twitter la herramienta clave para este proceso.
El movimiento se activó también gracias al resurgimiento electoral de líderes que representaban al catalanismo como Artur Mas y Carles Puigdemont que incitaban a la activación de este, entre muchos otros agravios sufridos a lo largo de la historia española reciente, desde la represión durante el franquismo hasta la no sanción del nuevo estatuto de autonomía rechazado y reformado por los diputados en Madrid desde el 2006 hasta el 2010. También se debe considerar la existencia de una gran organización por parte de los activistas que abogaron por la realización del referéndum; por ejemplo, mucha gente ocupó las escuelas donde se realizaría la elección y pasó la noche en ellas. Esto no podría haberse llevado a cabo sin la participación de los mossos d’esquadra (policía autonómica catalana) que durante el 1 de octubre llegó a tener acaloradas discusiones con la guardia civil (policía nacional de España3).
¿Y ahora?
Luego del 2017 es posible identificar un amesetamiento o decrecimiento del independentismo catalán. Tomando el concepto de WUNC4 (Worth, Unit, Number, Commitment.) de Tilly (2010), el movimiento sigue teniendo un gran número de adeptos (todos los 11 de septiembre las manifestaciones por el día nacional de Catalunya tienen una gran convocatoria) y la causa sigue siendo valiosa para gran parte de la población catalana, pero la unidad política dentro del Parlament se ha roto, ya que los dos principales partidos independentistas (Junts per Catalunya y Esquerra Republicana) no siguen coalicionados. Además, otra razón es que muchos jóvenes consideran que se ha perdido el momento5, lo que Tarrow denomina oportunidad política. Como mencionamos más arriba, la represión del gobierno central fue esencial para que el movimiento permaneciera desactivado. Acciones como la detención de líderes y activistas independentistas, sumado al exilio del president Carles Puigdemont, generaron que los políticos independentistas cedieran ante el gobierno central de Madrid. También ha de considerarse que el movimiento es más receptivo con el gobierno central cuando no es gobernado por la derecha (característicamente más nacionalista) y eso es lo que ha pasado desde 2018 con la presidencia de Pedro Sánchez. El día de mañana, si el gobierno queda en manos del Partido Popular en coalición con VOX, por ejemplo, el movimiento se verá agraviado y seguramente se reactivará.
Sin embargo, al independentismo quedar relegado a ocupar el lugar de utopía, se podría pensar en un futuro cercano el cual apunte al autonomismo que culminaría con la sanción de un nuevo estatuto de autonomía que le brinde más facultades soberanas a la Generalitat (como el del País Vasco).
Conclusiones
En esta investigación nos propusimos analizar el independentismo catalán en el contexto del referéndum del 1 de octubre de 2017 como un movimiento social híbrido, estructurado a partir de la acción colectiva clásica junto a las nuevas dinámicas propias de la acción conectiva. Decidimos titularlo como “Redes de independencia” debido a que el foco se situó en comprender la inserción de Twitter como herramienta central de movilización y comunicación política reconfiguró la naturaleza del movimiento, permitiendo visibilizar nuevas formas de participación, organización y confrontación política.
El independentismo catalán no puede entenderse exclusivamente como un fenómeno institucional, ni mucho menos como una mera explosión ciudadana. Su fortaleza radica en su capacidad para integrar múltiples niveles de acción: la calle y la red, organización y espontaneidad, un mensaje unificado y circulación distribuida, pero sobre todo identidad y estrategia. Su carácter híbrido obliga a repensar las categorías tradicionales de la ciencia política, principalmente las teorías sobre movimientos sociales desarrolladas en el siglo XX, que han quedado cortas para explicar las formas contemporáneas de movilización a través de las redes.
Desde esta perspectiva, el proceso puede leerse como un caso de acción conectiva enmarcada en una estrategia política compleja. Las redes sociales no solo sirvieron para convocar, difundir o ampliar, sino que se convirtieron en la arena de disputa de la legitimidad del proceso. El uso intensivo de hashtags, la segmentación de audiencias y la producción constante de mensajes, principalmente con una carga emocional, son detalles a considerar. Estos rasgos dan lugar a una forma de hacer política que trasciende los canales institucionales y apunta a disputar el sentido común en tiempo real.
Sin embargo, este escenario abre tensiones fundamentales como: la aparente horizontalidad de las redes sociales, usualmente presentada como la democratización de las redes sociales, se ve matizada por la concentración de la producción de contenidos en unos pocos actores, donde la lógica sostenida en un algoritmo que selecciona qué se ve y qué no, trabaja en pos del uso mayoritario unidireccional que las organizaciones hacen de Twitter. ¿Hasta qué punto puede hablarse de una nueva forma democrática si la interacción real sigue siendo escasa? ¿Cuán representativo es el poder digital, y en qué medida puede ocultar una sobrerrepresentación simbólica que no guarda estrecha vinculación con el campo electoral?
Estas preguntas son claves para pensar no solo el caso catalán, sino el futuro de la acción política en la era de las redes sociales. Como hemos señalado, el independentismo catalán y su forma de acción conectiva en un escenario de meta-democracia: donde los movimientos sociales crean legitimidad desde abajo, influyen en la toma de decisiones y articulan una identidad. Su participación es directa, de visibilidad constante y presencia simbólica que brinda el espacio digital. Esto va más allá de las formas de representación formales o tradicionales.
Nuestro propósito, lejos de pretender cerrar el debate, es abrirlo debido a que se dejan múltiples interrogantes por explorar: ¿cómo impactan estas formas de acción política en la sostenibilidad de los movimientos sociales a largo plazo? ¿Qué efectos tienen sobre la calidad democrática? ¿Cuál es el rol de las plataformas como Twitter en la arena político-institucional? ¿Hasta qué punto las redes sociales refuerzan la polarización?
Bibliografía:
● Annunziata, R. (2020). Movimientos ciudadanos del siglo XXI: Aportes para su conceptualización. Revista de Sociología, 35(1), 7-19. https://doi.org/10.5354/0719-529x.2020.58103
● Munck, G. L. (2008). Algunos problemas conceptuales en el estudio de los Movimientos Sociales. Revista Mexicana de Sociología, 57(3).
● Polaino, R. C., Cirujano, E. V., & Fuentes, L. T. (2018). Twitter como herramienta de comunicación política en el contexto del referéndum independentista catalán: asociaciones ciudadanas frente a instituciones públicas. Revista ICONO14, 16(1), 64-85. https://doi.org/10.7195/ri14.v16i1.1134
● Olson, M. (1992). La lógica de la acción colectiva. En A. A. V. V., Diez textos básicos de ciencia política (pp. 203–220). Ariel.
● Rosanvallon, P. (2006). La contrademocracia: La política en la era de la desconfianza. Buenos Aires: Manantial.
● Tarrow, S. (1997). El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política: Capítulo 1 y 6. Alianza Ed.
● Tilly, C., & Wood, L. (2010). Los Movimientos Sociales 1768-2008. Desde sus orígenes a Facebook (Traducción Castellana de Ferran Esteve) [Libros de Historia]. Crítica S.L.
● laSexta. (2017, 2 de octubre). Empujones, golpes y gritos: así se vivió la tensión entre los Mossos y la Guardia Civil durante el 1-O. https://www.lasexta.com/noticias/nacional/empujones-golpes-y-gritos-asi-se-vivio-la-tension-entre-los-mossos-y-la-guardia-civil-durante-el-1-o_2017100259d209b70cf202015660f61a.html
● Pons, M. (2020, 6 de mayo). Se inicia la persecución contra la documentación en catalán. El Nacional. https://www.elnacional.cat/es/efemerides/marc-pons-inicia-persecucion-documentacion-catalan_500094_102.html
- https://elpais.com/ccaa/2017/10/02/catalunya/1506898063_586836.html ↩︎
- https://goo.su/2bvuQk ↩︎
- https://goo.su/T0eDi ↩︎
- El concepto WUNC fue desarrollado por Charles Tilly para describir los elementos que legitiman y caracterizan a un movimiento social durante su acción pública. Es un acrónimo en inglés que significa: Worthiness (Dignidad / Merecimiento) Cómo los participantes muestran que son personas respetables y con causas legítimas (por ejemplo, participación de familias, vestimenta sobria). Unity (Unidad) La demostración de cohesión interna del movimiento (uniformidad en lemas, símbolos, pancartas). Numbers (Números) La capacidad de mostrar gran cantidad de participantes o apoyo (multitudinarias marchas, firmas). Commitment (Compromiso) Evidencias de sacrificio o dedicación a la causa (protestas prolongadas, huelgas de hambre, arrestos voluntarios). ↩︎
- https://www.infobae.com/espana/2024/05/05/el-sentimiento-independentista-catalan-esta-paralizado-ya-no-se-que-pensar-se-ha-perdido-el-momento/ ↩︎